
Evolución
logotipo Olivetti anónimo, 1908;
Xanti
Schawinsky, 1934; Giovanni Pintori, 1947;
Walter
Ballmer, 1970. ASO

Cartel de
la portátil MP, Aldo Magnelli, 1932. ASO

Cartel de
la portátil Valentine,
diseñada
por Ettore Sottsass
y Perry
King, Milton Glaser, 1969. ASO

Divisumma
18, Mario Bellini y otros, 1973. ASO

Divisumma 18, 1973. SGG

Fábrica
Olivetti en Pozzuoli, Nápoles, 1951. ASO

Edificio
de Hispano-Olivetti en Barcelona, 1964. ASO

Carteles
promocionales de Giovanni Pintori;
Olivetti
scrittura elettrica, 1964; Multisumma 22,
1956-58;
Divisumma 24, 1956-58. ASO

Obra de
Giovanni Pintori. SGG


Teléfono
Miriam 100,
George
Sowden y Simon Morgan, 1988. SGG |
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Su nacimiento
se enmarca en los renovadores, optimistas y fértiles años, para el
progreso de la sociedad internacional, que supusieron esos primeros
del nuevo siglo. Quizás se debió tomar conciencia de la ruina que
supusieron las continuas disputas y revoluciones que se sufrieron
durante el siglo anterior en buena parte de nuestro ámbito occidental.
Unos ideales propios de un príncipe del Renacimiento hicieron que esta
empresa se iniciara con una mentalidad que pretendió reunir todos los
avances y conocimientos alcanzados hasta la fecha para aglutinar un
firme esfuerzo por lograr una corporación modelo de humanismo y
desarrollo integral de la sociedad. En este sentido, Camilo Olivetti
viaja ese mismo año a Estados Unidos para poder desarrollar el
equipamiento técnico; en 1909 se funda ya una Mutua propia financiada
paritariamente por la empresa y los empleados; en 1910 nace el primer
modelo de máquina de escribir, la M1, creada por el propio Camilo
Olivetti y su director técnico Domenico Burzio; y en 1911 se presenta
la M1 en la Exposición Universal de Turín y obtiene el primer contrato
importante, de cien unidades para la Marina Italiana.
En la
Cronología Olivettiana, que cierra la magnífica publicación
realizada en Turín con motivo de este aniversario y de la gran
exposición Olivetti: una bella società, cada año prácticamente
se consigue un logro reseñable en el panorama internacional, digno de
ser emulado por otras sociedades del mundo. Sin embargo, la mentalidad
de la cultura mediterránea antigua en la que nace no coincide en sus
ideales clásicos —de verdad, belleza y bondad— con los modelos
de sociedades del mundo anglosajón. El espíritu innovador y abierto
para desarrollar nuevas teorías y asumir logros que han funcionado en
otros casos permite que el propio sucesor Adriano Olivetti (1901-1960)
sea autor de importantes publicaciones sobre la innovación
empresarial, como: L’organizzazione scientifica del lavoro, y
“Considerazioni sulla direzione di industrie complesse di massa”, en
la revista Técnica e Organizzazione, que editan desde 1937 y
viene dedicada a los problemi tecnici e organizzativi dell’industria
moderna.
Adriano
comienza su trabajo en la empresa familiar como operario, a los
veintitrés años, y después de una estancia de estudios en Estados
Unidos participa con su padre, en las tareas de dirección, hasta que
en 1927 organiza un Servicio de Publicidad, que dirige hasta ser
Director General de la corporación cuando ésta cumple los 25 años. Su
mentalidad de estadista ilustrado recuerda otro precedente en nuestro
ámbito cultural, el de Carlos III, aún como Rey de Nápoles, cuando
crea en San Leuccio, toda una sociedad destinada al desarrollo social
y productivo, alrededor de la industria de la seda; desde su
producción hasta la más sofisticada manufactura, atendiendo a todas
las necesidades vitales, sociales e intelectuales de los trabajadores.
En este sentido se crea el Centro Formazzione Mecanici,
mediante una moderna dirección técnico-didáctica a cargo de Agostino
Sanvenero, se instituye una semana de fiestas de la empresa, las
ayudas nupciales, el servicio automovilístico para los empleados, la
Oficina de asistencias sociales y se perfeccionan los dispositivos de
prevención de accidentes; se construyen barrios residenciales para los
trabajadores, salas de lectura y zonas de recreo y jardines en las
fábricas; se crea la editorial Nuove Edizione Ivrea; se crea la
Asociación Spille d’oro para los empleados de más de 25 años de
antigüedad; y se pone en marcha la primera experiencia italiana de
planificación territorial en Italia, con el Plan regulador del Valle
de Aosta, por el que la sociedad reparte sus fábricas para
descentralizar su ámbito y contribuir al desarrollo de toda la comarca
próxima.
Esta tendencia
antiglobalizadora la echamos de menos en la política actual de las
principales empresas contemporáneas. Éstas sólo contemplan el
establecimiento fuera de su país, como fábricas para el uso de mano de
obra barata, como recurso para evadir impuestos o como ampliación y
control de los mercados. La descentralización es otro de los ejemplos
que ha venido ofreciendo Olivetti a la realidad corporativa
internacional. En su caso y coincidiendo con la celebración de la
Exposición Universal de 1929 y la Iberoamericana de Sevilla, se crea
en Barcelona la primera filial en el extranjero, la Hispano Olivetti,
y se comienza a desarrollar la presencia en América del Sur, en la que
se crea en 1932 la primera filial en Argentina. Olivetti África,
Australiana, Mexicana, Hellas, Hong Kong, British Olivetti, Olivetti
Corporation of America, Perú, Colombiana, Venezuela, Japan, etc. se
suceden como empresas filiales, no sólo como fábricas o sedes
comerciales, cuyos edificios resultan símbolos emblemáticos de la
empresa, encargados a arquitectos como Ítalo Lauro y el estudio BBPR,
para la sede y otro edificio en Barcelona.
En cuanto a la
excelencia desarrollada en el ámbito del Diseño, se promueve el
protagonismo de la creatividad en todos los sectores de la empresa. Al
inicio de los años ’30 Aldo Magnelli proyecta el primer fichero
horizontal, Olivetti Syntesis, y la primera máquina de escribir
portátil, MP1. El citado Servicio de Publicidad se transforma
rápidamente en Oficina para el Desarrollo y Publicidad y desde su sede
en Milán y dirigida por Renato Zveteremich encargan proyectos a los
más importantes diseñadores industriales, Xanti Schawinsky, Edoardo
Persico, Marcello Nizzoli; a los más reconocidos arquitectos Luigi
Figini, Gino Pollini, Gianluigi Banfi, Ludovico Belgiojoso, Enrico
Peressutti, Ernesto N. Rogers; y diseñadores gráficos de la talla de
Bruno Munari, Luigi Veronesi, del Studio Boggeri o del impresor
Modiano.
A partir de aquí se produce una creciente revalorización de
la imagen y estética de la compañía no sólo en sus productos, sino
también de sus centros de producción, oficinas, edificios para la
comunidad de empleados, establecimientos y espacios expositivos. La
revista Domus publica, por ejemplo, el proyecto de Schawinsky
para la primera tienda en Turín. El propio Adriano Olivetti obtiene en
1955 el Premio Compasso d’oro “por los méritos conseguidos en
la estética industrial” y en 1979 se concede el mismo a Olivetti, por
“su actividad integradora en el ámbito del diseño”. Pero es en 1946
cuando se produce el punto de inflexión más relevante en la calidad de
la Comunicación de Olivetti, con la incorporación del diseñador
gráfico Giovanni Pintori para hacerse cargo de la identidad visual
corporativa de la sociedad, como se iniciara también en 1908 en AEG
con la contratación de Peter Behrens con el objetivo de poner en
marcha la integración de todos los sistemas visuales que forman parte
de la corporación, y cuya práctica no llega a repetirse
considerablemente hasta las década de los ’50 en EE.UU. con Paul Rand,
y en España e Iberoamérica al inicio de los ’70 con Joan Costa, como
referentes pioneros en el mundo en implantar los programas de
Identidad Visual Corporativa y el funcionamiento de la Dirección de
Comunicación. Pero la comunicación institucional, interna y externa,
es potenciada mediante una serie de
publicaciones como la revista para
empleados Comunitá, la edición en Florencia de la revista
bimestral seleArte, dedicada a la cultura, selección e
información artística; el magazine GO; el periódico Notize
Olivetti y su versión audiovisual Notize Olivetti TV; o la
revista de arquitectura contemporánea Zodiac. Olivetti
instituye al mismo tiempo sus Premios de Arquitectura y Urbanismo.
La producción
se diversifica y se ofrecen productos totalmente innovadores en
prestaciones y tecnología; entre otros, en 1983 nace el primer
ordenador personal Olivetti M20 y en 1986 Olivetti entra en la
producción de software y participa en la producción informática en
colaboración con importantes empresas estadounidenses, europeas y
japonesas. Posteriormente (1999) Olivetti entra en el ámbito de las
comunicaciones al obtener el control, mediante OPA, de Telecom Italia;
y, dos años más tarde el grupo financiero de Marco Tranchetti adquiere
igualmente mediante OPA, Olivetti-Telecom; en 2002 el endeudamiento
financiero de la compañía es más alto que la facturación del grupo y
en 2003 Olivetti cancela su cotización en la Bolsa italiana; en 2005
resurge Olivetti Tecnost, que fabrica en la localidad de Anad (Valle
de Aosta) terminales de fax e impresoras y el complejo de la compañía
en Ivrea se intenta valorizar como Museo a cielo abierto de la
Arquitectura Contemporánea.
Olivetti fue la
primera industria europea en ser invitada para realizar una exposición
de sus productos industriales y sus piezas gráficas publicitarias en
el MoMA de Nueva York, en cuya colección permanente existen varios
modelos de sus máquinas de escribir, calculadoras electrónicas o
monitores de vídeo, proyectados por Ettore Sottsass, Perry King y
Mario Bellini; el diseñador andaluz Santiago Miranda, con P. King,
realizó varios proyectos, como el primer ordenador portátil M10
(1983). Los objetos y artículos de promoción publicitaria son de un
alto valor artístico, dada la calidad y autoría de los principales
diseñadores; la propia gráfica publicitaria, en la que participaron
posteriormente diseñadores como el propio Ettore Sottsass, Roberto
Pieraccini, Adrianus van der Elst, Isaka Yoshitaro y Milton Glaser;
los ciclos artísticos, entre los cuales se reunió en un mismo
encuentro a Barthes, Foucault, Lévi Strauss y Pasolini; el mecenazgo
en Arte Contemporáneo y la contribución a la restauración y
conservación del patrimonio histórico-artístico completan esta
destacada labor de una compañía que en esta gestión de su identidad no
sólo fue pionera sino modelo para todas las demás.
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