Conclusiones

Mª Dolores Posac Jiménez

Hace ahora 50 años tuvo lugar, casi por puro azar, el descubrimiento de la villa romana de Río Verde. Como hemos ido conociendo a lo largo de las diversas páginas de este libro, quiso el destino que aquella entusiasta primera excavación que llevaron a cabo, en plena juventud, Fernando Alcalá Marín y Carlos Posac Mon culminara con un gran regalo para Marbella que se convertiría a lo largo de los años en un hito dentro del patrimonio histórico de la ciudad.

Contemplada y admirada en sus primeros momentos por los arqueólogos que participaban en el VIII Congreso Nacional de Arqueología celebrado en Málaga en 1963, no dudaron éstos en calificar todo el conjunto como “sensacional” dada su excepcionalidad y gran belleza.

Podemos afirmar que han salido a la luz numerosas villas de época romana a lo largo de la geografía española, europea o africana, en donde se repiten los modelos de mosaicos geométricos o marítimos como los de Marbella o que es frecuente la representación de un Gorgoneion en los pavimentos de las mismas, pero es necesario recalcar que, hasta la fecha, ningún yacimiento recoge la gran originalidad artística del muestrario de “tema culinario” ubicado en el suelo del peristilo de la villa de Marbella. Precisamente en ello radica su trascendental importancia y el hecho de haber sido calificado este mosaico, como un unicum.

Desde entonces, la villa de Río Verde ha pasado por numerosas fases de esplendor, ignorancia, desconocimiento o abandono, hasta ser declarada, por fin, Bien de Interés Cultural el 13 de marzo de 2007, iniciándose a raíz de ésto una serie de actuaciones y proyectos dirigidos a acondicionar el yacimiento para su apertura al público, con los requisitos necesarios para poder garantizar su inmejorable conservación y evitar el deterioro al que estaba llegando.

Por otra parte hay que destacar también que ha sido ya aprobado y está en marcha el plan de cubrimiento de la villa, iniciado por el Excmo. Ayuntamiento de Marbella, interesado en preservar al máximo el yacimiento de los efectos antrópicos y medioambientales y reiniciar así su apertura lo antes posible.

Asimismo, debemos señalar que a pesar de lo limitado del terreno en el que se encuentra la parcela, limitación que ha dificultado enormemente su completa interpretación ya que lo que se ha descubierto de ella es una mínima parte de lo que en su día debió llegar a ser esta magnífica villa, ha podido constatarse en la última prospección arqueológica llevada a cabo en el año 2003, la existencia de la “pars rustica” en una de las parcelas próximas a la carretera nacional 340. Con todo lo cual, podemos reafirmarnos en la teoría de la grandiosidad y opulencia que la villa de Río Verde tuvo que tener en el momento de su mayor gloria y esplendor. Sin olvidarnos de que el origen del asentamiento, según todos los vestigios encontrados, corresponde a una factoría fenicia, reutilizada posteriormente por los cartagineses. Su inmejorable situación fue de hecho aprovechada por todas las culturas que se instalaron en esta zona de la geografía peninsular.

El objeto de este trabajo ha sido la puesta en valor de un yacimiento de suma importancia para la ciudad de Marbella, en el que se han sacado a la luz documentos y materiales inéditos y en donde se ha llevado a cabo una recopilación exhaustiva de toda la bibliografía existente hasta el momento, reinterpretándose de nuevo todos los textos que hacen referencia a la villa romana de Río Verde. A pesar del pequeño tamaño de la parcela excavada, todos los autores que colaboramos en este libro hemos tratado de superar esta dificultad, intentando dar una visión sobre todo lo relacionado con la villa lo más científica y amplia posible, tomando como referencia la realidad de lo hallado y excavado, no especulando o inventando nada que no haya sido previamente constatado.

Por todo ello, tengo que dar en mi nombre y en el de mi padre mi más sincero agradecimiento a todos los autores y colaboradores que, de manera desinteresada, han hecho posible con su trabajo y esfuerzo este libro y en especial a Teresa Rodríguez Súnico que ha sido la promotora y el alma del mismo, donando de manera infatigable muchísimas horas de su tiempo.

Hay que destacar por último, la magnífica labor realizada por Ana Mª Castillo, a lo largo de tantísimos años, en la reproducción a escala de gran parte de los mosaicos de la villa contribuyendo con ello a evitar su pérdida, ante el abandono evidente del yacimiento en esa época. Inculcando en los alumnos el respeto y valoración del patrimonio histórico de su ciudad.

Lo que se olvida es como si nunca hubiera sucedido y la villa romana de Río Verde fue descubierta en su día para perpetuarse en el tiempo y para poder ser disfrutada, en su contemplación y recreo, por todas las generaciones futuras.